Las tragedias que padecen los niños diariamente pueden parecernos a los adultos de poco significado e incluso un tanto bobas. Para ellos sin embargo afectan drásticamente su cotidianeidad, su comportamiento y también la forma en que se relacionan con otros. Su imagen física, sus dudas sobre la vida, el compañerismo y las actividades con sus pares son algunos problemas infantiles. En suma, en lo que a ellos les afecta está un poco de lo que tendría que ver la psicología. Y aunque abordarlo de manera simple no es sencillo, hay productos para niños que se han enfocado en hacerlo creativamente. Uno de ellos es la producción chilena 31 Minutos que desde 2003 ha cautivado a Puebla, México y todo Latinoamérica.
Pero, ¿qué hace atractivo a este noticiero infantil de televisión y por qué vale la pena revisarlo desde la psicología? En sus canciones y capítulos están muchas de las respuestas y también algunas herramientas para ayudarnos a entender pensamientos infantiles.
Dentro de sus temáticas más populares hay muñecas que hablan, dientes que se van al cielo y niños con problemas. Unos se enamoran en la primaria, otro no saca buenas calificaciones y a otro más le cortan mal el pelo. Está también la historia de un niño que se muda y no logra hacer amigos pues sus vecinos lo rechazan. Como una estrella de sus soundtracks está por otro lado el menor al que su vecina aborrece por jugar futbol. La lista sigue e incluye personajes que se sienten solos o que tienen defectos físicos y aún así logran sobresalir.
Todos viven algo de las tragedias infantiles, salen en televisión y no sólo superan problemas sino que son casi rockstars. Este último adjetivo no es exageración si se analiza un poco lo que ha logrado 31 Minutos como una marca. Desde 2014, por ejemplo, no ha producido un nuevo episodio y los 68 que existen se repiten en cadenas internacionales. Esto sin embargo no ha evitado que cada año la producción realice giras internacionales para presentar un nuevo show teatral.
El más reciente Calurosa Navidad, terminó presentaciones en cuatro ciudades mexicanas apenas el fin de semana pasado y tuvo llenos. En torno a la presencia de los chilenos en nuestro país, se reprodujeron decenas de copias piratas de títeres estelares. También en México hay clubs de fans e incluso páginas no oficiales de memes en Facebook que reavivan el producto.
Si se analiza a detenimiento el contenido de 31 Minutos una de las conclusiones es que apela a la inteligencia. Con humor y un amplio conocimiento de qué afecta a los niños, los creadores del proyecto hacen que estos piensen.
De inicio fue idea de los periodistas y productores Pedro Peirano y Álvaro Díaz, que reinventaron conceptos de noticieros televisivos. En este caso, para crear uno exclusivo para niños que refleja lo que viven y de paso aborda problemas sociales. Quien haya visto la serie sabe algo del impacto ecológico de la contaminación, de los riesgos de apostar, del consumismo. En varios capítulos se les ha explicado también a los niños qué son y cómo se debe reaccionar a sismos.
Otro aspecto importante en la forma de hacer pensar a los niños es el lenguaje que 31 Minutos emplea siempre. No se limitan en los guiones y lo mismo normalizan sustantivos como la caca, que adjetivos como estúpido e idiota. Para los creativos forman parte de la cotidianeidad de un niño, pero los repetidores han entrado en conflicto por ello. Así se observa cómo en los primeros capítulos empresas como la estadunidense Nickelodeon o la mexicana Once TV, les censuraron.
Si el lenguaje es algo que se piensan los papás en casa pero quieren probar verlo, vale la pena acompañarles. El riesgo tal vez es que queden enganchados y que acaben por cantar alguna de las canciones pues resultan pegajosas.
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