El Papa Francisco puso un freno, al menos en el Vaticano, a uno de los grandes vicios de la humanidad. Y es que, según lo anunció el vocero Greg Burke en un comunicado, para 2018 no habrá más cigarros. Cero tolerancia a la adicción al cigarro. La venta se frenó en las tiendas pues se considera que es dañino para la salud y no debe de permitirse. “La Santa Sede no puede contribuir a una actividad que afecta claramente la salud de las personas”, indica el texto. Pero, ¿qué tanto impacto tendrá y porque vale la pena reflexionarlo desde el amplio campo de estudio de la psicología?
De acuerdo con la noticia difundida en todo el mundo por agencias internacionales, hasta el jerarca reconoce las afectaciones económicas. El Estado Vaticano o Ciudad del Vaticano tiene esos nombres pero es en realidad un lugar que resulta bastante pequeño. Su territorio es de sólo 44 hectáreas y según los cálculos más recientes lo habitaban unas 800 personas, principalmente trabajadores. La población que diariamente asiste a trabajar y compra dentro del Vaticano, ronda por otro lado, casi los 6 mil. Es considerado como el país más pequeño del mundo y en realidad es más como una colonia pequeña de Puebla. Los cigarros sin embargo representan una parte importante en los ingresos de la Santa Sede por la venta hacia trabajadores. “… ningún beneficio es legítimo si le cuesta la vida a la gente”, es otra parte ya viralizada del comunicado.
Que alguien como el argentino Jorge Bergoglio haya tomado esta decisión no es casual y en realidad tiene un trasfondo. Según lo documenta la prensa, de joven, Francisco estuvo enfermo de un pulmón y no es un adicto. Su decisión, por otro lado, es congruente con otras posturas que ha tomado con respecto a cuidar el medio ambiente. Claro que, aunque él es un Papa fuera de las normas hasta antes conocidas, atrás de él otros actuaron contrariamente. Como un dato curioso y también histórico resalta que los Estados Pontificios fueron de los primeros en importar la planta de tabaco. El consumo llegó entonces a ser tan relevante que hasta hay grabados de un Papa consumiendo esta droga socialmente aceptada. La adicción al cigarro también estuvo presente en la santa sede.
El freno a la adicción al tabaco en el Vaticano, tuvo sin embargo algunos avances previos al cambiar las reglas. Aún antes de que lo hiciera el gobierno italiano, la Santa Sede hizo prohibiciones en sus espacios considerados como públicos. Se trata de una ley promulgada en 2002, es decir, hace 15 años, que restringía el consumo en estos espacios. La venta, sin embargo, continuaba con todo y el no pago de impuestos, en una de sus tiendas para empleados. Con la decisión de esta semana la iglesia católica plantea un avance en el tema de adicción a las drogas.
La palabra resulta algo fuerte, pero cierta, según la clasificación que se ha hecho de la sustancia de la nicotina. También mata, según lo señala el propio Vaticano al recordar las cifras negras de la Organización Mundial de la Salud. Según el organismo internacional, al año hasta 7 millones de personas en todo el mundo mueren a causa del consumo. El tema de la salud es por supuesto visto desde la psicología que ha incluso desarrollado terapias de tipo conductual. Su objetivo entre otras cosas, es lograr cambios en la mente de los pacientes y en sus motivaciones por fumar. De entrada, se plantean cuatro fases: la preparación para el cambio, el preabandono, la deshabitualización psicológica y el mantenimiento preventivo. Aunque para dejar de fumar hay también terapias químicas, la terapia psicológica se mantiene como una favorita contra la adicción.
® No más adicción al cigarro: Papa Francisco
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