Sin meternos en filias y fobias políticas vale la pena reflexionar en algo que reinó en esta semana tan electoral. Se trata nada más y nada menos que del mecanismo humano de la desconfianza electoral que se explica desde la psicología. En Puebla y en todo México hubo altos niveles de desconfianza que se explica desde miedos y malas experiencias previas.
A nivel nacional hubo desconfianza electoral presente en asuntos tan simples como no confiar en los lápices del Instituto Nacional Electoral (INE). Que si las marcas en las boletas electorales podían o no borrarse para alterar con ello los resultados del proceso. Que si no era más conveniente entonces que cada quien llevara una pluma para garantizar que el sufragio sí valiera.
En el país incluso se conformaron una organización de Autodefensas Electorales que incitó a los ciudadanos a vigilar el voto. La desconfianza electoral en Puebla fue aún mayor por hechos violentos e irregularidades que incluso desataron varias movilizaciones el martes pasado. Lo que dijo Lorenzo Córdova Vianello, el consejero presidente del INE pintó la desconfianza de los mexicanos de cuerpo completo. Lo que cuenta plantea términos técnicos del derecho electoral pero refleja las bases psicológicas con que se explica la desconfianza electoral.
El miércoles, al arrancar conteos distritales de elecciones federales en Puebla y todo México Córdova Vianello hizo un recuento histórico. Hace 30 años, recordó, los votos de las elecciones en México los contaban algunos ciudadanos elegidos discresionalmente por las autoridades.
Fue en 1991 que se celebraron las primeras elecciones en que un organismo antecesor del INE hizo un sorteo. Así por cosa del alfabeto se eligieron vecinos al azar para estar al frente del proceso en sus respectivas zonas habitacionales. A este mecanismo, agregó, la ley se fue modificando para que a procesos de conteos se sumaran representantes de partidos.
Posteriormente se consideró que al juntar los resultados de varias casillas en los distritos pudieran abrir paquetes con información dudosa. La duda era para le excepción, cifras no concordantes por errores, por mala calidad de copias de actas para partidos.
Sin embargo en los últimos años la desconfianza en todo se fue haciendo práctica generalizada ente representantes de los partidos. Esta vez la diferencia de votos para presidente entre el primer y segundo lugar fue mayor a 30 puntos porcentuales.
No se tenía una diferencia tan alta según el consejero desde hace 40 años, ¡Y aún así hubo alta desconfianza electoral! Los partidos políticos pidieron abrir el 76 por ciento de los paquetes electorales para hacer revisiones pues prevalecieron las dudas. «Es una enorme paradoja que es el costo de la desconfianza que tenemos», fue una de las frases más significativas. «En México se cuentan los votos dos veces producto de la desconfianza», dijo reflejando qué dice la psicología de desconfiar.
Según se ha planteado desde la psicología la desconfianza tiene una base psicológica relacionada con necesidades de los seres humanos. En específico con la necesidad de adaptarse como lo han hecho otras especies para garantizar su supervivencia ante las adversidades.
Es así un instinto básico de protección y conservación ante lo desconocido y también ante lo que no puede controlar. Estas dos últimos se aplican a lo que vive un ciudadano a la hora de decidir a sus futuros gobernantes. Para los electorados de Puebla y el resto de México, existen miedos, malas experiencias previas y el no tener control.
Es de entenderse que tanto a quien vota como a quien vigila el proceso desde los partidos le entre desconfianza. Ahora que de la psicología también vale la pena considerar advertencias sobre los riesgos de la desconfianza a niveles excesivos. La propuesta a grandes rasgos es apegarse siempre a un nivel equilibrado pues desconfiar de más puede diseccionar la realidad.
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