Anthony Bourdain. Tenía en apariencia plenitud en todos los aspectos de su vida y aún así acabó con la vía del suicidio. En lo profesional lo vimos exitoso con sus series, restaurantes, libros y reconocimientos internacionales por sus aportaciones en la economía. En el amor se le sabía un noviazgo que incluso reconoció como en buenos términos en las revistas del corazón. Viajaba y no sólo eso, viajaba, comía y conocía todo el mundo, lo que hacía verlo además como muy feliz.
Bueno, con todo y 61 años lucía un abdomen marcadísimo que llegó a dar nota para que revelara sus secretos. Este vienes, sin embargo lo encontraron muerto en un hotel de París, Francia, donde grababa su programa televisivo más reciente.
La primera información divulgada señalaba que en torno a su muerte había rasgos que demostraban que se trataba de suicidio. Al paso de las horas la hipótesis ha cobrado fuerza y además nos ha hecho voltear a ver el problema. Y es que el suicidio del chef neoyorquino Anthony Bourdain nos hace pensar en nuestras propias realidades frente al fenómeno. Nos recuerda que existe la posibilidad de esta vía ante momentos críticos, que en Puebla hay que hablar del suicidio.
El abordaje mediático y social sobre el problema del suicidio ha sido un tema reflexionado desde los diferentes flancos involucrados ¿Se debe hablar abiertamente del problema del suicidio? ¿No se corre el riesgo de que al hacerlo se fomente hacerlo?
Estas son algunas cuestiones que han girado en torno al tema y que han servido de base para tomar posturas. Una de las más generalizadas del siglo pasado fue precisamente no abordar al problema para no incitar a posibles suicidas. Pero, ¿en realidad les funcionó a las sociedades del mundo esta estrategia para frenar las muertes por suicidios con ello? Para el psiquiatra español Alejando Rocamora, que ha estudiado el tema y ahora promueve una línea telefónica preventiva, no sirve. Recientemente el especialista señalaba que socializar el tema del suicidio tiene tan poco sentido no hablar de violencia de género.
Para él son problemas que aquejan a la sociedad, en este caso que además tiene que ver con salud pública. Así pues, el no de ellos de manera abierta y seria no quiere decir que no existan con graves efectos. Desde esta perspectiva cobra sentido reiterar que con lo acontecido ahora con Anthony Bourdain en Puebla hay que hablar del suicidio.
Socializar un tema como el del suicidio, deja ver Rocamora, tiene también que ver con la toma de decisiones oportunas. Desde su experiencia, ha explicado, entre un 70 y 80 por ciento de quienes se suicidan manifestaron que pensaban hacerlo.
La diferencia que les llevó a tomar la decisión fue el que las personas a quienes lo manifestaron reaccionará efectivamente. Orientándose tal vez a que buscaran el apoyo especializado desde la psicología e incluso a atender problemas con posible solución. Decidir contar la idea suicida y saber que hacer si a alguien se le confía esto implica hablar abiertamente.
Este vienes con el suicidio de Anthony Bourdain las respuestas mediáticas en torno a socializar el tema se han observado amplia mente. Empezado por la cadena noticiosa de CNN para la que trabajaba recientemente y quien ha difundido teléfonos de ayuda. La postura fue replicada también por otros canales de televisión y por organizaciones de todo tipo en sus redes sociales.
Se aprovechó pues para recordar a los que están pensando en tomar la misma alternativa que hay líneas de emergencia. Aunque esto ocurrió en el extranjero, como pudimos ver es importante reconocer que en Puebla hay que hablar del suicidio.
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