¿Los lectores de este blog se han preguntado qué tiene en común la explosión de un volcán con la psicología? La respuesta les parecerá todavía más confusa si les digo que esta viene de una rama de estudio totalmente distinta. Aunque sí tiene mucho que ver con esas formaciones espectaculares de la naturaleza, quien explica el vínculo es la geología. Resulta que a partir de la explosión del Volcán de Fuego en Guatemala registrada el domingo han surgido diversas explicaciones.
Una que es realmente interesante, por supuesto, es la de los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y es que no son científicos cualquiera, sino los que se encargan de seguir casi con lupa a volcanes mexicanos. Su principal objeto de estudio es el poblano Popocatépetl, sin embargo también están otros más sobre los que hacen estudios. El de Colima, con características físicas como el guatemalteco, así como el Pico de Orizaba el Chichón y el Tacaná. Este martes los geólogos ofrecieron una conferencia en la que explicaron qué había sucedido y qué puede esperarse en México. Sus análisis revelan que la crisis que se vive ahora tiene que ver con la naturaleza y fenómenos muy distintos.
Es ahí, pues en que encontramos la relación de un volcán con la psicología, es decir con el comportamiento vecinal. En su intervención el geólogo Robert Campion explicó que a diferencia del poblano Popoacatépetl, el Volcán de Fuego llevaba más activo. Pasaron años en que la población se acostumbró a verlo con una actividad mucho mayor en incluso se hizo negocio. Este, por supuesto por parte de autoridades e inversores en materia de turismo que no dudaron en sacar cierto provecho.
¿Se imagina lector que aquí con Don Goyo se permitieran campos de golf y hoteles en su parte más baja? Pues allá sí pasó, verlo activo y con procesos de erupción constante llegó a tal grado que hay esa infraestructura. Ahí fue entonces cuando al fenómeno psicológico en torno a acostumbrarse al peligro de un volcán, se suma lo social. Al acaparar la industria hotelera los terrenos más próximos al volcán que garantizan cierta seguridad por la geografía, hubo desplazados. La gente de escasos recursos fue tristemente a dar a los puntos de mayor riesgo y hora ahí hay muertos.
Para hacernos a una idea, el radio de límite del Popocatépetl para que se asienten pobladores es de 12 kilómetros. Las comunidades guatemaltecas más afectadas con la explosión del domingo en el Volcán de Fuego, se encuentran en un radio de 6 kilómetros, la mitad. A eso, hay que sumar que los flujos piroclásticos que lo destruyeron todo alcanzaron poco más de los 8 kilómetros.
No es cosa menor como vemos la relación que en este caso tuvo que ver un volcán con la psicología. Los especialistas en geofísica lo definen de una manera simple como el exceso de confianza que alcanzó la población guatemalteca. De alguna forma, al vivir de cerca el peligro y hacerlo parte de lo cotidiano ellos perdieron todo el miedo. Y esto, sumado a las condiciones de la naturaleza y de los desplazamientos que ya explicábamos los pusieron en riesgo. Comparado con el poblano Popocatépetl entre pobladores cercanos podemos ver las mismas características de confianza ante los riesgos del coloso. Como ya decíamos las poblaciones se encuentran más lejos del riesgo por las mismas determinaciones que tiene el gobierno mexicano.
Sin embargo ese exceso de confianza se ha observado ante otras circunstancias como las de evacuaciones necesarias hace unos años. Desde que comenzó con explosiones en 1994 se han dado algunos casos y las autoridades se topan con algunos opositores. Por una parte se entiende que muchos de ellos no quieran dejar sus casas por temor a robos de oportunistas. Sin embargo en otros poblanos más se llegan a escuchar argumentos que dan cuenta precisamente de ese miedo ya perdido.
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