El nombre John F. Kennedy, quien este 2017 cumpliría 100 años reapareció recientemente en titulares de Puebla y el mundo. El asunto más allá del centenario, es que el presidente Donald Trump ha dicho que se desclasificará información antes reservada. Con ellos se abre la posibilidad de resolver un gran caso de la historia del mundo con teorías de conspiración.
Pero, ¿qué tienen que ver estas teorías, Kennedy y hasta Trump con la psicología analizada dentro de este espacio reflexivo? En realidad, el estudio de la mente y el comportamiento permite entender por qué surgen explicaciones frente a casos polémicos.
Las teorías de conspiración en torno al asesinato del sonriente presidente John F. Kennedy son variables y en algunos casos hasta resultan extremas. Estas sin embargo se engloban en algunos tópicos y también hay algunas consideradas dentro del top de explicaciones que surgieron. Con motivo de la desclasificación, el portal CNN hizo hace unos días un recuento de las seis consideradas como principales.
La primera teoría es que Lee Harvey Oswald, identificado como su asesino, no actuó sólo y que hubo varios gatilleros. La segunda se basa en que el responsable fue el vicepresidente y sucesor de John F. Kennedy, Lyndosn Johnson, incluso hay libros. En tercer lugar del top de CNN y también en publicaciones y películas está el involucramiento de la agencia CIA. La cuarta y una de las más vinculadas con el término conspiración, señala una venganza del comunista cubano Fidel Castro. La quinta teoría de conspiración documentada por el portal, responsabiliza por otro lado a la mafia organizada de los sesentas. En cuanto que la sexta se centra en que el objetivo era el gobernador texano John Connally, finalmente, sólo herido.
En todas se observa el común denominador de una sociedad que no cree en la explicación oficial sostenida por autoridades.
El alcance que podría tener desclasificar archivos según CNN y otros medios que han volteado al tema podría ser variado. Por un lado se cree que podría revelarse información novedosa que de giros a la historia como la conocemos actualmente. Sin embargo también hay quien cree que podría ya haberse revelado lo más importante poco a poco, quedando casi nada.
Lo cierto es que más allá de resolver dudas, el hecho de que se abran los archivos podría traernos más. Tan sólo basta voltear a ver una noticia que se generó con la posible apertura informativa, una sobre Adolf Hitler, Y no, no es un error, según un archivo del dossier John F. Kennedy, un agente de la CIA lo reportaba entonces vivo. En Colombia, en los años sesenta, con un nombre falso, escondiéndose de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, Hitler es el mejor ejemplo para explicar que ni con la apertura de archivos históricamente reservados terminará la conspiración social.
La explicación que se da de estos fenómenos desde la psicología es amplia e intenta darle sentido a buscar verdades. Las características de las creencias que integran las teorías podrían incluso describir a una persona que pasa por procesos delirantes.
El problema sin embargo, es que las piensan y creen sociedades enteras ante hechos que resultan perturbadores para sus entornos. Se le identifica técnicamente como una cognición social paranoide y ha dado pie a diferentes publicaciones sobre este tema psicológico. En 2013, en el European Journal of Social Psychology, J.W. Van Prooijen y N.B Jostmann, le dedicaron una publicación científica. Los autores señalaron que las teorías de conspiración surgen por haber incertidumbre y por dudar de la moral de involucrados. Parecen dos factores simples para explicar algo tan complejo, pero permiten entender por qué las sociedades inventan sus propias verdades.
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