La Paella Solidaria Sin Fronteras fue un proyecto realizado en Tijuana, Baja California que le dio la vuelta al mundo. Y no es para menos si reflexionamos en todas las malas noticias surgidas en torno a la Caravana Migrante Centroamericana. La historia que dio la nota es sin embargo distinta porque habla de la caridad humana en plena Noche Buena. El sentimiento de caridad cobra relevancia en este blog, pues al igual que otros temas, se vincula con la psicología. Para entender cómo es que se relaciona la actividad en la frontera con el estudio del comportamiento humano, revisaremos el contexto. De gran relevancia es también un estudio alemán sobre los orígenes de la caridad en los humanos, que relataré.
Para entender el vínculo entre la Paella Solidaria Sin Fronteras, la caridad y la psicología partamos de contar qué fue. Según dieron cuenta diferentes medios de comunicación, se trató de un proyecto que surgió a iniciativa de dos reconocidos chefs. Se trata del español Armando Rodiel “El Valenciano” y su amigo mexicano Vicente Ortiz, ambos radicados en California, Estados Unidos. En dos semanas lograron sumar a una treintena de chefs internacionales para ayudarlos a alimentar a 2 mil 300 migrantes. Cocinaron el plato de la amistad con 600 kilos de arroz que agarraron calor con tonelada y media de leña. El sitio elegido fue el albergue de nombre El Barretal que reúne a migrantes en tránsito y que esperan resoluciones.
Como ya decía al inicio, la historia de la Paella Solidaria Sin Fronteras es alentadora por hechos acontecidos con migrantes. En este blog dedicamos ya algunas líneas a explicar la aporofobia o miedo a la pobreza que desató la caravana. Esto es afortunadamente distinto porque nos demuestra que, así como el ser humano puede discriminar, también puede actuar con caridad. Este concepto se define como sentimiento o actitud que impulsa a interesarse en otros y querer ayudar, especialmente a necesitados. Como lo podemos ver, la definición general no nos dice nada sobre la psicología, pero los investigadores sí lo relacionan. Sobre todo, aquellos que han tratado de identificar cómo es que un ser humano adopta estas prácticas para lograr cambios.
En torno a la historia sobre la Paella Solidaria Sin Fronteras, me parece interesante un estudio que realizaron con niños. Se trata de una investigación del psicólogo Markus Paulus de la Universidad de Munich, Alemania apenas en el año 2014. Sus resultados fueron publicados en un artículo de la revista especializada Frontiers of Psychology y retomado por varios medios internacionales. A grandes rasgos se buscó con la investigación el identificar si el ser caritativo tenía un vínculo con la edad. Se hicieron dos grupos de menores de 3 y 5 años a quienes se les pidió compartir estampas con osos. Uno de los peluches rico y con el álbum casi lleno, mientras que el otro, el pobre, casi sin pegatinas.
Los resultados demostraron que, aunque los niños compartieron por igual las estampas, los cinco años distinguieron al oso con necesidades. La actitud de los menores demuestra en el estudio psicológico que de entrada el humano tiene esa capacidad de caridad. Ahora pues, resulta interesante para dejarlo al análisis, cómo la formación y las prácticas sociales pueden fortalecer la actitud caritativa. Porque si sólo nos quedamos con que es una capacidad que se adquiere hacia los cinco años todos seríamos caritativos. Y es el propio ejemplo de reacciones ante la Caravana Migrante Centroamericana el que nos demuestra que esto es falso. En torno al fenómeno hemos visto en meses recientes la fobia a la pobreza y la Paella Solidaria Sin Fronteras.
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