A días de cumplirse un mes del sismo del 19 de septiembre que dañó Puebla, se unen psicología y fe. Apenas el domingo pasado el arzobispo de la entidad Víctor Sánchez Espinosa, hablaba de un aumento de fieles en iglesias. El líder de la fe católica en la entidad se refirió al hecho como una sacudida que dejó el sismo. Una que, con todo y daños estructurales en templos de diferentes municipios, hizo que la comunidad regresara a las misas. «Parece que esta sacudida también fue una sacudida en la fe, la gente se está acercando a Dios”, dijo él. Aunque cada caso de crisis es distinto, hay generalidades que permiten explicar qué puede estar pasando con este fenómeno religioso.
La ciencia que estudia los procesos mentales, sensaciones, percepciones y comportamientos de los humanos, es en realidad diversa e incluyente. Tanto así, que la psicología termina por observarse desde diferentes ópticas que incluyen temas como la religión, específicamente el catolicismo. Para responder a estos dos conceptos han habido tanto estudios, exponentes de teorías y también instituciones dedicadas a su vínculo. Uno de ellos es el Instituto Para las Ciencias Psicológicas, cuya sede se encuentra en el condado norteamericano de Arlington.
En ese vínculo entre la fe católica y la psicología, desde esta institución se han hecho diferentes análisis y reflexiones. Uno de ellos, por supuesto, es el que junta en una misma perspectiva a una crisis y a un creyente. Sobre el tema y sus explicaciones se ha referido e diferentes ocasiones la investigadora y decana del instituto Gladys Sweeney. Parte de sus reflexiones, por ejemplo, se encuentran en el portal de la agencia informativa de noticias católicas internacionales, Zenit. Si bien los comentarios los hizo la investigadora en torno a la depresión, aplican sus características al caso de sismos.
De entrada la autora expone que históricamente psicología y fe han tenido encuentros complicados que han generado diversidad de discusiones. La psicología, detalló, ha visto a la fe en religión como un asunto que se explica por la superstición. En tanto que la fe ha llegado a ver a la psicología como una ciencia innecesaria para ellos según sus recursos. En la práctica, sin embargo, sí se pueden llevar bien, pues la psicología generara un bien en las personas. Para la decana e investigadora se puede ver desde esta perspectiva a la psicología como una herramienta que usa la iglesia. Para ella no hay conflicto entre fe y psicología, pero sí un reto por encontrar psicólogos respetuosos de la fe.
Abordando el caso de las depresiones Sweeney explica que un error es creer que todo implica medicación, cuando hay terapias. Ante sensaciones de desesperanza con los que no se ven las cosas objetivamente, se busca entonces reordenar las emociones nuevamente. El estar apegado al cristianismo, puede según la autora implicar posibilidades más amplias de superar una situación adversa del creyente. El creer en los valores del catolicismo, detalló, implica tener una esperanza que se base en fe y el amor. Aquí, agregó, es donde se requieren psicólogos sensibles a la religiosidad que descubran preferencias y les orienten a buscar fe. Para ello, una de las sugerencias que ella hace para católicos que requieran ayuda psicológica es que los busquen religiosos.
Si bien desde la postura emitida por Sweeney a Zenit se plantea que un católico recurra a terapia, funciona inversamente. Es decir, de acuerdo con lo que comentó Sánchez Espinosa, lo que sucede es que en sitios dañados hay fe. Esto supone entonces que ante la adversidad las personas no han tenido seguimiento psicológico pero sí mejoran buscando la religiosidad.
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