En Puebla y el resto de México se puede haber hecho mucho por el desarrollo y la formación de psicoanalistas. Su posición en el ranking latinoamericano no lo coloca sin embargo en el primer lugar de acuerdo con la historia. Así lo reconoció en el mes de septiembre pasado la historiadora, psicoanalista, autora y académica en diferentes países, Élisabeth Roudinesco. La francesa fue entrevistada por el portal electrónico de contenido países de origen latinoamericano, pero con sede en Argentina, Infobae. Entre otros temas abordados, Roudinesco reconoció que entre los argentinos fue donde mejor se implantó el psicoanálisis en continente americano.
La explicación, detalló, era el requisito indispensable de tratarse de una nación democrática a la que llegaran las ideas psicoanalíticas. Ella que ha estudiado cómo le fue a la teoría psicológica en el mundo, explicó, ha podido comprobar las dificultades. Las negativas, detalló, se dieron en países caracterizados por encontrarse en una situación política que las definía como en dictadura. Lo negaron, explicó, en la Unión Soviética al considerarle ciencia burguesa, mientras que los nazis lo vieron como ciencia judía. Al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, dijo, se le vio como el diablo en países totalitarios como los casos islámicos.
En el caso de Argentina, en cambio, no sólo se logró la penetración del psicoanálisis, también lo hicieron muy suyo. Fue en este país del sur del continente, según Roundinesco donde se planteó el analizarse con prácticas de la teoría. Someterse al psicoanálisis, se convirtió entonces en una actividad a realizarse más no en una decisión que atendiera una enfermedad. El objetivo de recurrir a esta teoría y sus métodos, se convirtió entonces en una vía para conocerse uno mismo. Tan popular entre argentinos, dijo, que hasta el propio Francisco Bergoglio, hoy Papa Francisco, se psicoanalizó durante todo un semestre.
Así lo ha dicho en diferentes entrevistas quien desde Roma hoy encabeza a la Iglesia Católica en todo el mundo. Como historiadora, detalló Roudinesco, no le asombró pues Francisco es argentino y además pertenece a la orden a los Jesuitas. Pero, ¿qué tienen que ver este grupo de religiosos con el psicoanálisis y por supuesto con las propuestas de Freud? La respuesta, detalló la académica, se encuentra en el acercamiento que la orden tuvo con la teoría psicológica por seguridad. Los jesuitas, explicó en la entrevista, lo encontraron como una opción para identificar quién realmente tenía vocación y quién neurosis.
Lo llamaron discernimiento de las vocaciones, lo desarrollaron en los cincuentas del siglo pasado y sirvió de filtro de riesgos. Según las creencias de los jesuitas, se buscaba dejar fuera a los pedófilos pero también a personas con otros trastornos. Entre los jesuitas, agregó hubo importantes seguidores del también psicoanalista y seguidor de los análisis de Freud, Jacques-Marie Émile Lacan. Un jesuita especializado, dijo, fue Michel de Certeau, quien fue su maestro y miembro de la Escuela Freudiana de París. Él dijo, era homosexual por lo que no generó conflictos al interior de la orden y logró introducir el psicoanálisis.
Lo interesante en el caso de Bergoglio y el psicoanálisis, agregó por otro lado Roundinesco, son los efectos que tuvo. Algún día, opinó, se podrá saber con quién de psicoanalizó y eso podrá dar luces de las aportaciones que logró. Por lo pronto, dijo, sí se puede ver que se trata de un Papa bastante moderno en temas polémicos. Inició un combate contra la curia romana, retomó la iglesia de los pobres y no va contra comunistas como su antecesor. Por mucho que Francisco sea de esa Argentina donde penetró más el psicoanálisis, dijo, no aceptará remas como la homosexualidad. Al final, dijo, es jesuita, se analiza y todo, pero es un cristiano para el que esas ideas son impensables.
® Roudinesco y el Psicoanálisis popular: Papa Francisco
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