¿Les interesaría leer un poco sobre Zoofilia?. Bueno. En un reciente post ya veíamos cómo entre los poblanos hay características psicológicas vinculadas con su relación con los animales. Esto ante las contrastadas reacciones que tuvo la sociedad ante el caso de un perro arrastrado desde un auto.
Sugeríamos por un lado el término de philopets para aquellos que se caracterizan por el amor que muestran hacia sus mascotas. Mientras que en el caso de los pshycopets planteábamos cómo está postura en exceso puede llevar a actitudes sin sustento. Alejadas de normas sociales establecidas y con un comportamiento que da preferencia a derechos de animales sobre los de humanos.
Tal y cómo sucedió en algunas críticas a la familia del perro arrastrado que incluso sugerían niveles de linchamiento social. Un tema relacionado con estas dos reflexiones y que ha sido analizado ampliamente desde la teoría psicológica es la zoofilia.
El solo nombre de este peculiar parafilia parece algo lejano a nuestras realidades y al contexto va de nuestras vidas. Algo tal vez de lo que podríamos leer en los portales de noticias sensacionalistas qué publican historias de casos internacionales. Sin embargo los casos de zoofilia poblanos ya registrados los tenemos más cerca de lo que podíamos llegar a imaginar.
Para contextualizar cómo es que existen los casos de zoofilia poblanos es importante partir de lo que define el concepto. Se trata de una parafilia, es decir de una tendencia en que se obtiene el placer sexual mediante un gusto por algo que excita a la persona. El psicoanálisis menciona que las perversiones están relacionadas con la búsqueda del placer sexual mediante algo que no es el coito por si mismo. En este caso de la Zoofilia, es mediante el deseo sexual hacia animales de otras especies distintas a la de los seres humanos.
Dicho deseo sexual puede quedar sólo al nivel de la atracción o llegar a consumarse y convertirse entonces es bestialismo. En casi todos los casos la relación sexual con animales ocurre con especies que tienen una relación cercana ser humano. Entre sus justificaciones llegan a argumentar que no hacen daño a los animales que se convierten en deseo de placer. Por un lado están las condiciones psicológicas y sociales de estas personas que tienden a limitar preocupántemente sus relaciones personales.
Sin embargo también están las consecuencias que la zoofilia puede generar en el entorno de quienes la padecen y practican. Algunas de ellas son las críticas y también acciones que animalistas hacen antes quienes ejercen diferentes tipos de maltrato animal. Por otro lado están las implicaciones legales que pueden tener los casos de zoofilia poblanos al existir leyes de protección.
Ahora que tenemos una idea de esta parafilia relacionada con animales podemos revisar qué hay sobre casos de zoofilia poblana. Sin duda alguna es una situación que los psicólogos pueden llegar a encontrar en la práctica profesional de sus consultas. Lo que ahí se conoce de los pacientes, sin embargo, se queda protegido bajo el principio esencial de la secrecía. Es decir, que aunque existan no son susceptibles a medición para determinar una frecuencia y realizar también una evaluación cualitativa.
Sin embargo otra fuente que sí nos puede brindar un panorama de la realidad sobre estos casos, son noticias. En ellas por ejemplo, destacan antecedentes de situaciones acontecidos en el Tehuacán, considerada la segunda ciudad más grande del estado. A inicios de 2017 destacó la noticia de un lote en donde un grupo de hombres tenía sexo con perros. En ese caso no se formalizó pues los vecinos de la zona tuvieron temor sobre canes callejeros que resguardan. El segundo caso ocurrió apenas en el mes de abril con un hombre detenido por mantener relaciones sexuales con dos perro. Legalmente, sin embargo, no tuvo consecuencias pues se consideró que los perros no habían sido afectados en su estado físico.
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