El uso de las tablets en la infancia parecería ser un tema de sentido común entre los padres de familia. Sin embargo, la realidad es distinta como lo podemos observar en las prácticas habituales en torno al popular dispositivo digital. Es bastante regular observar a menores que se pasan las horas frente a alguno de estos dispositivos como cosa normal. En reuniones o al asistir a espacios en donde hay niños, también es común observar a adultos que buscan distraerlos.
Algo así como una nueva niñera o como la alternativa para no enfrentarse a nuevas relaciones, son ideas al respecto. El problema es tal que ahora resulta cotidiano encontrarnos en línea ilustraciones e infografías que nos orientan de manera fácil. Algunos con dibujos, otros con tablas sencillas, cualquiera sea el caso coinciden en detallarnos qué pasa en las diferentes etapas. Por si usted lector del blog todavía no se encuentra en sus redes sociales con estas advertencias, aquí las abordaré. Es información que por supuesto nunca sobra en el proceso de la crianza y que además me resulta bastante interesante. Sobre todo, porque muchos de esos efectos de los que se hace advertencia tienen que ver directamente con la psicología.
Pero ¿qué es lo que hay en torno al uso de tablets en la infancia que me parece interesante? Básicamente lo que nos exponen estas ilustraciones e infografías es que deben ser los padres quienes pongan límites a su uso. Para los más, más pequeños de la casa se considera que no tendría que haber ningún tipo de contacto directo. Mientras que, conforme avanzan los rangos de edades se proponen límites de tiempo que nunca llegan a alcanzar el exceso.
Ya los detallaré más adelante, sin embargo, ya de entrada podemos ver que lo recomendado se aleja de la realidad. Y es que como decíamos, el fácil acceso a las tablets y la falta de control de tutores es habitual. ¿A quién se le habría ocurrido, no sé, hace 20 años, que un menor podría volverse dependiente de algo así? Cuestionarlo desde esta perspectiva podría prestarse a creer que soy de los que está en contra de los avances tecnológicos. Ser críticos ante su uso, empero, tiene más que ver con que el mal uso y abuso puede dejar consecuencias.
En cuanto al uso de las tablets en la infancia, ya decía, la información sugiere por edades, opiniones de expertos. En las ilustraciones y gráficas se coincide en que de los 0 a los 3 años no debería existir contacto. Mientras que entre esta segunda edad los rangos van de los pocos minutos hasta dos horas diarias como un máximo. No atender los horarios permitido puede traer consecuencias que pueden ser tan graves como las dificultades de interactuar con empatía. Asimismo, se pueden ver afectadas las habilidades de los menores para conocer, explorar y enfrentar el mundo que los rodea. Por supuesto y sin que se subestime a los que ya está más cerca de la juventud, requieren de acompañamiento.
Así pues, no basta con que los tutores impongan horarios para estar al tanto de la convivencia con las tablets. Que los padres de familia estén al tanto de qué ven sus hijos y que incluso pongan candados es importantísimo. Se garantiza por un lado que accedan a información propia de su edad y a que no establezcan contactos peligrosos. Como ya lo hemos visto en otras entradas la tecnología es buena porque nos permite avanzar como se requiere socialmente. Pero también está el otro lado de la historia en que se utilizan las redes para abusar de los usuarios.
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