¿Se imagina usted lector manteniendo relaciones sexuales con un robot como lo propone la tecnología sextech basada en realidad virtual? Por ahora pudiera parecernos una locura, incluso algo que va contra los parámetros de nuestra realidad, sin embargo, es cercano. Al menos así lo prevén los especialistas en este tipo de productos y en general la industria del entretenimiento sexual. Ya lo describiré más adelante, pero basta advertir que para el 2050 mantener relaciones sexuales con robots será bastante común. Al ser la sexualidad un aspecto de la vida de los seres humanos de interés para la psicología, lo reflexionaremos. En parte porque hay un cambio de prácticas que se avecina entre las personas y porque también cambiarán las perspectivas.
Mi interés es ese futuro tan cambiante a través de la tecnología sextech surgió tras una publicación de El País. “‘Sextech’: en 2050 el sexo entre personas y robots superará al de los humanos”, es un encabezado que dice todo. El contenido del mismo es mucho más ilustrativo y no es una fantasía sino la visión de todo un especialista. Se trata del físico, matemático y futurólogo Ian Pearson, quien hizo un informe para la marca de tiendas eróticas Bondara. El especialista advierte por supuesto que le uso de humanoides para las relaciones sexuales supone un tema de mucha controversia. Las disyuntivas, agrega, estarán relacionadas no sólo con lo que tiene que ver con la sexualidad sino con la tecnología.
Y es que, de acuerdo con Pearson, lo más complicado con la tecnología sextech será el desarrollo de cuasi emociones. Sexo consigo mismo, sensaciones a distancia, materializar virtualmente cualquier fantasía o imaginable y hasta estar con réplicas de alguien fallecido. Su diagnóstico continúa con realidades todavía más complicadas de imaginar como la creación de nuevos genitales u orgasmos bastante largos. Él mismo trabaja desde 2011 en un invento que se denomina active skin o electronic skin que graba sensaciones recreables. En su invento entrarían por ejemplo los buenos amantes a los que se pueden recordar de lejos, hablando por teléfono. Visto desde la perspectiva del especialista en verdad cualquier capítulo de la serie de ciencia ficción Black Mirror queda corto.
Con el desarrollo de tecnología sextech, advierte, sin embargo, surgen también los consecuentes problemas relacionados con lo legal y moral. Un ejemplo de ello, plantea, sería lo que pudiese realizar un pedófilo con la tecnología, al crear a robots niños. Asimismo, surge ante tanta nueva tecnología sexual lo que tiene que ver con la psicología, ¿está realmente lista la humanidad? Sobre todo, plantea El País, al considerar que el principal motivo de consulta a los sexólogos es falta de deseo. No está, nos dice, ese apetito y el futuro lo que nos ofrece es ampliarnos por mucho todas las posibilidades. La figura que el experto utiliza es el plantearnos que el amor no se hará, sino que vendrá ya precocinado.
Hacia la conclusión del artículo sobre tecnología sextech el mismo Pearson plantea el vínculo de estos avances con la psicología. Él, aclara a El País, no es un especialista en el mente humana, si embargo no le es difícil advertir que habrá quien no logre asimilar todos los cambios que se avecinan con la tecnología relacionada con la sexualidad humana. Por un lado, plantea, podrían comenzar a observarse adicciones y también riesgos por problemas relacionados con la identidad de género. Para la industria en contraste, el panorama no es tan negro pues hay quien plantea que podría mejorar la sexualidad. Incluso se deja ver que con este tipo de tecnología podrían verse beneficiadas personas que presenten algún tipo de discapacidad.
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