El periodista y novelista Norman Ohler ha escrito un libro demasiado interesante. Este, sobre las adicciones de Adolfo Hitler. Y de cómo están fueron un tema importante en el desarrollo de la guerra. El autor describe al prologo de la edición de “High Hitler: Las drogas en el III Reich” como llego a tal destino como escritor. Todo comenzó cuando en el Archivo Federal de Alemania da con el legado de Theo Morell. Quien fuese el médico encargado del Tercer Reich. El autor menciona que en dicho momento quedó “atrapado”. Una vez que comenzó a hojear su dietario, encontró continuamente referencias al “Paciente A”. En dichas anotaciones era común encontrar muchas anotaciones referentes a abreviaturas difíciles de comprender. Al tiempo logro darse cuenta que ellas se referían a las inyecciones diarias,. Así también a sustancias extrañas y dosis crecientes que recetaba al Führer Adolfo Hitler.
Dagmar Herzog en el New York times describe lo siguiente. Respecto al libro dice:
“Desde trabajadores de fábricas hasta amas de casa, desde hombres de negocios hasta miembros de las SS, casi todos estaban, en algún momento, entusiasmados con algo. En particular (Norman Ohler: Propio), escribe en «Blitzed». Se sintieron atraídos por una pequeña pastilla llamada Pervitin. Una metanfetamina en dosis baja similar a la «metanfetamina cristal» de la actualidad. En el caso de Adolf Hitler, las metanfetaminas se complementaron con barbitúricos, cocaína, esteroides, hormonas sexuales y una forma temprana de OxyContin.”
Más adelante en el prólogo de la edición de “High Hitler”, se postula algo. La poca infomación recabada respecto a las adicciones de Adolfo Hitler. En una crítica constructiva menciona respecto a las lagunas de información. Estas, referentes a una condición médica que fuese lo suficientemente importante en la historia de la Wehrmacht Nacionalsocialista. Su crítica menciona la carencia de una visión de conjunto frente a tan importante tópico.
El autor menciona que no se entiende el papel de las drogas en el III Reich. Y que así, si no se indagará más en el papel que tuvieron los estados de conciencia ligados a ellas, nos estaríamos perdiendo de algo importante de la historia.
Al indagar en ello, Norman Ohler hace ver un libro que se inmiscuye en la mente de:
“Los asesinos más ávidos de sangre. Y de un pueblo obediente que había de limpiar todo el veneno racial o de otra índole.Y se adentra en sus venas y arterias por las cuales no corría precisamente pureza aria. Sino química alemana. Bastante tóxica por cierto.”
En el libro por ejemplo dan fe de cómo si bien existía una política antidroga durante Adolfo Hitler, las drogas representaron siempre una forma de “empujoncito”. Esto, a favor de las élites en razón del control ideológico Nazi. Ejemplifican así la forma en que las fuerzas armadas recibieron importantes cantidades de meta-anfetaminas. Las cuales actualmente serían conocidas como cristal, en pro de sus campañas de conquista Nazi.
Sin duda encontrarnos con un libro que pueda abordar la interesante historia de la filosofía Nazi respecto a las drogas resulta fascinante. El entender que el Pervitin fue distribuido de una forma tan común, nos haría entender incluso la gran capacidad de combate del ejercito Nazi. Por otra parte es de considerar que si en experiencia propia el mismo Hitler considero tener a su lado a un médico nefasto. El cual fue considerado por muchos de sus allegados como charlatan y adulador. Con ello entonces, no sería de sorprender una visión adictiva de las políticas Nazis.
Un cuestionamiento importante también sería considerar las adicciones de Adolfo Hitler como una etiqueta de enfermedad mental. Que no ha sido considerada del todo en la visión de Hitler no solo como una persona con un trastorno de personalidad. Sino también como una persona adicta.
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