El Día del Niño es una fecha ideal para reflexionar la influencia psicológica en los casos de niños poblanos consumistas. Los hay y no es una exageración, ahí está la publicidad y las promociones bancarias en torno a la celebración. Hay bancos, por ejemplo, que desde una semana antes lanzaron meses sin intereses para los juguetes ideales de los festejados. Esto, para juguetes que valen, claro, más de mil 800 pesos y que evidentemente ya hablan de niños bastante consumistas. Por otro lado está lo que se observa en escuelas y el cómo motivan a niños y padres a consumir. En instituciones privadas ya es bastante común que en torno al 30 de abril se organicen fiestas en salones infantiles. La cosa no acaba ahí pues a los tutores se les pide considerar la compra de un obsequio para darles.
Tan sólo con estos dos ejemplos podemos ver cómo las condiciones están dadas para fomentar casos de niños poblanos consumistas. El Día del Niño se ha convertido entonces en una segundo Santa Claus al año para motivar al consumo excesivo. Es como si existieran dos navidades o mejor aún como si tuvieran un segundo cumpleaños en el esperan recibir regalos. Y no es que aquí queramos verlo como un asunto moral sobre lo que debería quererse y tenerse o no. No queremos ponernos reflexivos sobre el tema de los derechos de los niños que busca resguardar al oficializar un día. Tampoco entra cuestionarnos que se haya convertido en día comercial cuando surgió por la devastación de la Primera Guerra Mundial. El problema que vale la pena reflexionar desde este blog es el cómo afecta la psicología entre los niños consumistas.
La existencia de casos de niños poblanos consumistas nos habla de cómo se está educando y formando a los menores. Es importante considerar que desde la experiencia de la psicología no pasa nada si de vez en cuando los frustran. Si se proponen como tutores hacerles ver que no siempre podrán tener todo lo que quieren a manera de regalo. A lo largo de su vida una persona enfrentará situaciones similares y ahí será relevante la tolerancia a la frustración.
También está el caso de los regalos que lleguen a resultar de precios excesivos frente a otras necesidades de vida. Hacerle ver a un niño que fácilmente puede acceder a esos niveles de consumo la experiencia puede ser perjudicial consecuentemente. Una situación más que puede generarse con el consumismo es que los niños accedan a productos no aptos para ellos. En el afán de regalar los tutores pueden no reflexionar sobre las edades límites y afectar tal vez el aprendizaje.
Si bien no hay recetas para evitar tener casos de niños poblanos consumistas sí hay recomendaciones desde la experiencia psicológica. Todas ellas, sin embargo, implican que los padres de familia asuman un rol específico en los procesos de la enseñanza. Los resultados pueden asegurar que los niños sean personas responsables y conscientes alejados de la impulsividad y también las demandas.
Una clave está en hacerles ver la diferencia entre una necesidad y un antojo pues esto los lleva a valorar. Enseñarles a administrar el dinero también es importante pues aprenderán consecuencias de usarlo mal y de quedarse sin el recurso. Una alcancía como un regalo no suena muy atractivo, pero es útil porque les permite fomentar el hábito del ahorro. Y como para ahorrar se necesita dinero, se les puede pagar por realizar algunas tareas que les enseñarán del trabajo. Otras recomendaciones están orientadas a valorar lo que podemos hacer en casa y sin gastar, así como beneficios del reciclaje.
CONOCE EL MECANISMO DE DEFENSA MÁS VISITADO EN LA PÁGINA
[kkstarratings]
Acerca del autor