En nombre de la psicología se hacen intervenciones serias y otras que para nada lo son, como las sectas coaching. Al googlear sobre la presencia del fenómeno en Puebla y México, entre los primeros resultados hay artículos periodísticos al respecto. En ellos, algunos medios de información han tratado de exponer a la sociedad los riesgos a los que puede exponerse. En algunos casos los textos se limitan a describir de manera general las características con las que llegan a identificarse. Otros más, en cambio, van más allá de la descripción y nos cuentan de ejemplos específicos con nombre y apellido. En ambos casos se cumple con el objetivo de alertar para que la ciudadanía no caiga en estas trampas peligrosas. Al igual que en otros temas que se abordan en este blog, el tema interesa por vínculos con la psicología.
En la búsqueda de perspectivas de las sectas coaching desde la psicología, encontré además de artículos, una columna de 2015. Se trata de uno de los textos que el psicólogo Héctor Cerezo Huerta escribió con regularidad para el periódico Milenio. Sus intervenciones en Psi Y Qué son variadas, pero esta interesa al blog para conocer más a fondo el fenómeno.
Y es que el texto «Las nuevas sectas: 10 rasgos del coaching coercitivo», expone una radiografía de las sectas coaching. Para empezar parte de decirnos que la asesoría se vende con títulos que invitan a modificar para bien nuestras vidas. Luego plantea que en realidad están diseñadas para no tener filtros que determinen entre participantes, la presencia de enfermedades mentales. Los horarios y espacios atípicos, los niveles de tres jerarquías y el involucrar grupos sociales de participantes, son otras características. Se emplea, según el autor, el método de confrontación entre participantes para generar cambios cognitivos y emociones que resultan superficiales. Pese a lo que se pone en juego, como es de esperarse los coaches no suelen ser psicólogos con preparación. En contraste, detalla casi al final, resultan ser más bien empresas familiares que se disfrazan de altruismo con buen propósito.
El texto de Cerezo Huerta no lo dice, pero a lo que describe habría que agregar riesgos económicos y psicológicos. En el primer tema vale la pena destacar que esos niveles jerárquicos de los que él habla pueden costar bastante. Los artículos periodísticos de los que les contaba al principio sugieren que algunos cobran hasta cinco mil pesos por jerarquía. Sin embargo, quienes nos desarrollamos en este ramo sabemos que algunos llegan a cobrar más con todo y lo fraudulento.
Como lo decía, está también el riesgo de que estas prácticas dejen efectos negativos en el estado de los participantes. No es difícil imaginarlo si pensamos que quienes recurren a esto enfrentan problemas y se exponen a algo todavía peor. Como ya decíamos, sin profesionales a cargo de conducir las sesiones en las que se busca subir de categoría jerárquica. Con prácticas que además buscan llevar a los participantes a un cambio extremo en sus vidas, pero con carácter momentáneo.
El texto de Cerezo Huerta sobre las sectas coaching parte de plantearlas además como una forma de vulgarizar el psicoanálisis. Yo por supuesto coincido con él y además le agregaría que la sociedad debería ser más abierta a esta corriente. Al final las prácticas del psicoanálisis bien abordadas ayudan a resolver lo que en las sectas exponen como un milagro. No ocurre en tres sesiones para subir entre categorías y aunque no hay fórmulas podríamos plantear en promedio un año. La inversión económica que sugiere una terapia también es variada, sin embargo, hasta lo más costoso resulta mucha mejor inversión.
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