Los poblanos no llevamos ni medio mes con campañas políticas y estas creaciones con bases psicológicas ya hicieron cierto eco. Para bien o para mal en realidad, pues como en todo puede haber ciudadanos que las vivan en algún extremo. Y es que habrá quien las encuentre apasionantes y se enganche en el hilo de los discursos que estas incluyen. Pero también hay quien tan sólo a pocos días ya siente el hartazgo de enfrentar a diario decenas de mensajes. Como en muchos de los aspectos de la vida que hemos analizado en este espacio de reflexión hay cierta psicología. Como observaremos a lo largo de este texto, ese algo puede más bien ser bastante, pues se toma de base. Esta es la Psicología Política.
El asunto no es complejo si se considera que la verdadera campaña se debate en las mentes de los poblanos. Bueno, en la mente de los poblanos y en realidad en la de cualquier elector que participe de un proceso. De ahí pues, que para los que diseñan las campañas sea de principal relevancia conocer la mente de la gente. Así pues, no todo en una campaña política es simple imagen y comunicación de los candidatos y también sus propuestas. No, atrás de ello están herramientas con un sustento psicológico que entre más se usan, mejores efectos llegan a lograr. El meollo del asunto está en lograr que el candidato se haga de la razón y emociones de los electores.
Para entender este fenómeno que nos puede estar pasando a los poblanos hay que partir de definir la psicología política. A grandes rasgos esta implica el uso de técnicas de investigación e interpretación psicológica que perfilan cómo se debe comunicar. Lo anterior, al conocer, describir, explicar e incluso predecir cual podría ser el comportamiento del electorado ante los estímulos creados. Así pues, a la psicología se le puede emplear tanto en las campañas que ahora vemos como en el gobierno. Al final, los gobernantes que elegimos pueden basar las decisiones que toman en su administración bajo los mismos parámetros predictivos. Como podemos ver, la psicología se convierte en una herramienta importante para tomar decisiones con base en analizar los comportamientos.
La psicología entonces está atrás de las campañas que vemos ahora los poblanos, pero también en ejemplos de carácter internacional. Hay quien plantea que la elección de Barack Obama par presidir por primera vez Estado Unidos estuvo llena de psicología. A su campaña política se le ve como un ejemplo pues se convirtió en un fenómeno social de las emociones. Se estima que su éxito radica en que logró que el electorado estadounidense le diera la razón al generar contacto. Durante la campaña, logró, por ejemplo, generar empatía con sus anhelos y sus necesidades pese a la barrera del racismo. Conocer de fondo y con bases psicológicas cómo se comportaba la gente fue relevante para captar atención por más tiempo.
Considerar a la psicología en campañas como las que ahora vemos en Puebla, estima la teoría al respecto, es primordial. Lo anterior debido a que es durante ese periodo de campaña en que los candidatos tienen potencial para general simpatía. Así pues, quienes promueven a la psicología como herramienta le dan más peso a esto que a otras estrategias conocidas. La psicología política, plantean, permite ganar más que sólo apareciendo en televisión o estando en las calles con los ciudadanos. Como en todo, puede pasar que la psicología y sus herramientas se empleen de una manera ética para atraer electorado. Sin embargo, los datos que se pueden generar con ella también pueden incidir si se aprovechan los miedos y preocupaciones.
CONOCE EL MECANISMO DE DEFENSA MÁS VISITADO EN LA PÁGINA
[kkstarratings]
Acerca del autor