Esta semana los poblanos supimos reírnos bastante bien de todo un problema psicológico: el odiado fin de los periodos vacacionales. Fue algo de lo que con memes y buen sentido del humor se hizo burla en las diferentes redes sociales. Esto es el Síndrome Post Vacacional.
Ya se a en Facebook, Twitter o en los exóticos grupos de Whatsapp se viralizaron todo tipo de imágenes alusivas al Síndrome Post Vacacional. Estuvieron las ya conocidas de papás que se alegran de que llegue la fecha para no cuidar a sus hijos. Las de niños que llegaron a la escuela casi a rastras y acarreados con todo y mochilas y uniformes escolares.
También los de las pobres maestras que no quieren regresar pero deben hacerlo precisamente porque ellas deben de poner orden. Varias e irrisoria fue pues la oferta de gráficos con los que se intentó hacer frente a toda una desgracia.
Pero, ¿por qué es que a los poblanos nos cuesta tanto afrontar psicológicamente que las vacaciones de nos van rápido? En realidad es algo que le pasa a todo mundo y sin importar la edad o la ocupación que tengan.
Esta vez, sin embargo nos centraremos en los efectos psicológicos que este tema tiene entre quienes están en edad laboral. Como podremos leer en las siguientes líneas hay síntomas, grupos más afectados que otros y también formas de afrontar todo. Al final, no se trata de una recta mágica, pero sí de aspectos a considerar para superar el Síndrome Post Vacacional.
Según reflexiones que se han hecho desde la psicología, esto que nos pasa en Puebla y todos lados parece síndrome. No lo es, sin embargo, aunque el que lo vive experimente grados de cansancio, desgano por el trabajo y ansiedad. Como en todo están los que la pasan mal, los que no logran encajar y también los que se adaptan.
En el primero podemos ver a los que creen que en las vacaciones está la solución de todos sus problemas. Los que no encajan incluyen por ejemplo a los desempleados que vuelven a una rutina complicada de búsqueda de empleo. Mientras que, entre los que se adaptan están aquellos que demuestran cierto nivel de adicción al trabajo y sus presiones. Si bien a unos les va mejor que a otros en el retorno a lo habitual, ninguno está a salvo. Los tres se pueden acercar a extremos y sus vidas corren riesgos de inestabilidad que no dependen de las vacaciones.
Como ya lo decíamos al principio no existen las recetas mágicas para que uno regrese de las vacaciones todo fresco. Esto implica un cambio en las actividades y algunas personas en edad laboral pueden sentirlo mucho más fuerte que otras. Desde la psicología sin embargo sí hay algunas acciones que se pueden tomar en cuenta para impactar en nuestro comportamiento.
Entre algunas recomendaciones que se plantean está de entrada, dedicar los últimos días a visualizar qué situaciones rutinarias nos estresan. Para esta post Semana Santa 2018 el consejo ya llega tarde, pero tomarlo en cuenta a futuro ayudar a cambiar. Aunque mucho, si no es que todos ya volvimos al trabajo hay situaciones que sí podemos mejorar en nuestras vidas. Pensemos por ejemplo en qué hacemos los fines de semana y cómo por las rutinas los incluimos en lo estresante. Pueden servirnos con una buena planificación como una extensión de las vacaciones en las que aprovechemos cada hora de descanso. Dentro de esa planificación está el también darnos tiempo para nosotros y para compartirlo con quienes nos hacen sentir felices. En esta planificación, por supuesto, está también el plantearnos hacer ejercicio y atender proyectos de índole personal que hemos olvidado. Así superaremos el Síndrome Post Vacacional.
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