La relación de los poblanos respecto a la pornografía quedó al desnudo la semana pasada evidenciando varios aspectos a reflexionar. El contexto como veremos a lo largo de esta entrada resulta más bien jocoso e incluso hasta un tanto anecdótico. Y es que resulta que el Cine Colonial, el XXX con más tradición en la ciudad dio de que hablar. Todo, por cambiar tempranamente su programación por los partidos de la Selección Mexicana en la copa mundial de Rusia 2018. Las reacciones las veremos más adelante pero basta con adelantar que algo tiene que ver la psicología en todo esto.
La noticia que se divulgó la semana pasada dio de que hablar entre los aficionados a historias de la ciudad. Uno de ellos y muy popular es el de Puebla Antigua que usa redes sociales para platicar sobre edificios históricos. De qué época son, quién los hizo y qué usos se les ha dado son algunos temas que ellos abordan. Al abrirse las puertas del Colonial para algo tan colorido como el Mundial el tema no pasó desapercibido para ellos.
En sus publicaciones los administradores del grupo plantearon que la fiebre futbolera era una oportunidad para conocer el inmueble ampliamente. Conocerlo además sin el tabú de lo que implica asistir a una función de esas que son solo para adultos. Hasta ahí parecía no haber nada extraño pero los comentarios de los seguidores dejaron ver sus posturas sobre la sexualidad. En específico sobre la relación de los poblanos respecto a la pornografía y en este caso a las producciones cinematográficas. Los juicios de valor que se emitieron reflejan el rechazo al porno y esto tiene un vínculo con la psicología. Sobre todo con estudios que se han hecho para entender los motivos por los que existe el porno y consecuencias.
Para entender qué postura asumieron los poblanos respecto a la pornografía hay qué revisar críticas que hicieron a la actividad. Al saber que la programación cambiaría a fútbol hubo quien planteó que se requiere un cambio para abandonar el porno. Regresar la sala de cine a propuestas mucho más comerciales como por ejemplo las infantiles de Disney o las románticas. Hubo incluso quien planteó que se necesitaba rescatar al Colonial como si se hubiera incendiado o estuviera en total ruina.
Y ahí sí fue entonces que se generó una confrontación entre quienes critican lo XXX y quiénes no lo satanizan. Los primeros plantean que en su vocación actual el cinema segrega a una parte de la sociedad y fomenta antivalores. Los otros en contraste defienden que el porno mantiene al cine en pie pues lo comercial ya no es viable. Los derechos de las películas son caras y solo quedas al acceso de las grandes cadenas que capitalizaron al mercado. Visto desde esta perspectiva queda claro que aquí no sólo hay un tema de la psicológica sino también de economía.
El rechazo a los productos de la pornografía no es exclusivo de los poblanos como en el caso del Colonial. En realidad los opositores han financiado estudios en las últimas décadas para demostrar que es perjudicial para el ser humano. Muchos de ellos se han hecho como ya lo dijimos antes bajo los preceptos, términos y teorías de la psicología. En muchos de ellos se refleja que el ser humano tiende a intentar repetir lo que observa, incluida la pornografía. Otros más agregan que si esta recurre a la violencia se puede presentar entre quienes tienden a ser sujetos violentos. En tanto que otros estudios más recientes sugieren que quienes buscan porno en las redes son monótonos e incluso aburridos.
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